jueves, 26 de febrero de 2009

FRACASO DE LA MISIÓN "OCO"






El lanzamiento de la misión OCO ('Observatorio Orbitador del Carbono'), la primera nave de la NASA diseñada para medir las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, ha fracasado. El cohete Taurus XL que debía poner en órbita la nave ha sufrido un problema minutos después de despegar de la base Vandenberg de la Fuerza Aérea de EEUU en California y los responsables de la misión creen que ha caído en el océano Pacífico, cerca de la Antártida.

El Observatorio de Carbono de la NASA (OBO) fue puesto en órbita el 23 de febrero, desde la base aérea de Vandenberg, en California. Sería la primera nave espacial de Estados Unidos dedicada al estudio del dióxido de carbono atmosférico.
Tras el lanzamiento, el observatorio debía situarse en una órbita polar a 704 kilómetros de la Tierra. Puesto que eso no ha ocurrido, y aunque no se conoce aún el destino exacto del satélite, sólo hay un hecho cierto: su misión ya será imposible. El observatorio orbitaría una vez cada 98,8 minutos y repetiría su órbita cada 16 días. Se desplazaría en formación suelta junto a otros satélites de observación de la Tierra de la Constelación de la tarde de la NASA, denominados el tren A: Aura, Parasol, Calipso, CloudSat y Aqua.

Los expertos de la NASA explicaron que el fallo en el cohete portador se produjo a los tres minutos del despegue, que tuvo lugar a las 09.55 GMT (11.55, hora peninsular española). John Brunschwyler, director de programa del Taurus XL, reconoció que éste es un “enorme revés” para la comunidad científica. Según explicó este ingeniero, la carga del cohete tiene un peso relativo bastante considerable con respecto a la estructura del vehículo, y en el momento de separación, es crucial que se produzca una gran aceleración. "Sin embargo, esta aceleración no tuvo lugar y, al parecer, esa fue la clave del fallo que no permitió a la nave entrar en órbita", explicó Brunschwyler.

Con esta misión, la agencia espacial norteamericana pretendía poner su enorme potencial tecnológico para mejorar el conocimiento acerca del calentamiento global. Este proyecto, cuya inversíón total ha sido de más de 210 millones de euros, debía convertirse en la primera plataforma espacial diseñada para medir las concentraciones de CO2.
Por ese motivo el nuevo satélite, que tenía el inusual y pequeño tamaño de una cabina de teléfono, estaba equipado con tres equipos de medición llamados espectrofotómetros, dos para medir el CO2 y uno para el oxígeno molecular, que debía servir como control porque permanece constante en la atmósfera.

Para consultar más información, en inglés, sobre el Observatorio de Carbono en Orbita, visitad la página web de la NASA.


Laura Gutiérrez.

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