viernes, 27 de agosto de 2010

NEANDERTALES: ¿LOS HUMANOS DEL FRÍO? / NEANDERTHAL: COLD-ADAPTED HUMANS?



El título alude a uno de los rasgos tradicionalmente atribuídos a los neandertales. Me refiero a sus supuestas adaptaciones anatómicas y fisiológicas a las bajas temperaturas. Estas adaptaciones les habrían permitido vivir en los hábitats fríos que predominaron en Europa durante los últimos períodos glaciares.Más aún, gracias a esta dotación anatómica los neandertales habrían podido colonizar hábitats extremadamente fríos e inhóspitos en el centro, norte y este de Europa, así como en Asia Central. Ésta ha sido la interpretación "clásica" de la peculiar morfología neandertal, pero hace tiempo que está siendo cuestionada por los especialistas en nuestros cercanísimos parientes.
Veamos en primer lugar qué datos apoyan la hipótesis de los humanos del frío. En primer lugar, el marcado prognatismo facial ( la parte central de la cara crece hacia delante, con una nariz "tubular", larga y ancha) permitiría la existencia de una especie de "cámara de calentamiento" que templaría el aire inhalado, con las consecuente ventaja para la ventilación pulmonar, amén de prevenir enfermedades respiratorias.
Por otro lado, la nariz tubular, la ausencia de mentón, los antebrazos y pantorrillas cortos,...todos estos rasgos se ajustan bastante bien a una regularidad que en Ecología se conoce como regla de Allen, según la cual la selección natural tiende a favorecer la reducción de todas las partes "salientes" en los organismos que evolucionan en hábitats fríos, de modo que se minimizan las pérdidas de calor. Un ejemplo de esta regla lo constituyen las orejas de las distintas especies de zorro, desde las pqueñas orejas triangulares del zorro ártico hasta las enormes del fenec del desierto, tan útiles a la hora de evacuar calor.
Por último, su mayor masa corporal, unida a su aspecto rechoncho, con un tronco grueso, piernas musculosas, antebrazos y pantorrillas cortas, proporcionaba a los neandertales un cociente superficie/volumen claramente más bajo que el nuestro. Esto también les ayudaría a reducir la pérdida de calor a través de su superficie corporal. Nuestros parientes serían así un buen ejemplo de otra regularidad ecológica conocida como regla de Bergmann, que indica que los organismos que evolucionan en ambientes fríos tienden a reducir la relación superficie-volumen como mecanismo que minimiza la pérdida de calor corporal.
Todo lo anterior sugiere unos humanos especializados en explotar los recursos de los hábitats fríos, como la "tundra-estepa del mamut", que recubrieron intermitentemente buena parte de Eurasia durante el tiempo de existencia de nuestros parientes. Sin embargo, como veremos en la próximo entrada, hay otros datos difíciles de explicar por esta hipótesis, y que apuntan en direcciones muy diferentes.
 
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