lunes, 30 de mayo de 2011

ROBOWORM: EL GUSANITO ROBÓTICO




Caenorhabditis elegans es un nemátodo, es decir, un gusano cilíndrico, con sus extremos terminados en punta. Tiene una longitud aproximada de 1 mm, es muy fácil de criar y mantener en laboratorio y, sobre todo, su estructura interna es de una simplicidad asombrosa. Todo ello ha facilitado que este simpático gusanito sea utilizado en multitud de laboratorios de todo el mundo para investigar en él procesos biológicos fundamentales.

Uno de estos procesos es la transmisión del impulso nervioso, para la cual Caenorhabditis es un excelente modelo de laboratorio. Sólo tiene 302 neuronas (los humanos tenemos billones) y los biólogos que lo estudian las han cartografiado con tal precisión que tienen localizadas hasta las aproximadamente 5000 conexiones que estas neuronas establecen entre sí o con células musculares. Un conocimiento tan exhaustivo del sistema nervioso del bichito ha permitido acometer una experiencia que, al menos a quien esto escribe, le parece auténtica ciencia-ficción.

Un equipo de la Universidad de Harvard, coordinado por Andrew Leifer, ha conseguido controlar las redes neuronales de este gusano hasta tal punto que, mediante muy precisos láser proyectados sobre ciertas neuronas, ha conseguido hacerle avanzar en el agua, detenerse e incluso...poner huevos! El trabajo ha sido publicado en Nature Methods y hay una muy asequible recensión en Investigación y Ciencia.

Para conseguir estos asombrosos resultados, el equipo de Leifer modificó genéticamente algunas neuronas y células musculares de Caenorhabditis, células de las que se sabía previamente que eran claves en la puesta en marcha y coordinación de los movimientos de los aproximadamente 100 músculos del animalito. Las modificaciones en su genoma hacían a las células portadoras del cambio sensibles a un haz láser extremadamente preciso, de modo que al recibir el láser, como si recibieran un impulso nervioso, desarrollaban una corriente eléctrica o se contraían, según fueran células nerviosas o musculares. El resultado, al estimular ciertas células clave de las redes neuronales de Caenorhabditis elegans, es una secuencia ordenada de movimientos o la detención de la misma. Dicho de otro modo: proyectando cortos y precisos pulsos láser sobre el animal, se controlan sus movimientos. El doctor Frankenstein estaría orgulloso de firmar estos experimentos.

Más allá de lo curioso, incluso friki, de esta experiencia, ¿podría tener alguna utilidad? A largo plazo, y sin querer despertar falsas esperanzas a nadie, a mi se me ocurre que podría llevar en un futuro a controlar redes neuronales capaces de permitir moverse a personas que, como los parapléjicos, han perdido el control cerebral de sus miembros. Sin duda, falta mucho para ello, si es que alguna vez se llega (el humano es muchísimo más complejo que este simpático gusanito), pero quizá sea una posible aplicación futura. ¿Se os ocurren otras?

 
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