lunes, 29 de noviembre de 2010

LAS ESPECIES INVASORAS / INTRUDER SPECIES

Muchas personas se sorprenderían si supieran que una de las principales causas de la alarmante desaparición actual de especies se encuentra en la llegada a un determinado hábitat de especies animales o vegetales procedentes de otros ecosistemas, y que desplazan a las especies autóctonas hasta, a menudo, hacerlas desaparecer. En nuestro entorno tenemos varios ejemplos bien conocidos: el cangrejo de río americano, introducido en nuestros rios por su mayor tamaño, ha acabado casi por completo con nuestra especie de cangrejo de río. La malvasía americana es un pato budeador que estuvo a punto de acabar con nuestra malvasía autóctona. El siluro, un enorme pez introducido en los embalses del Ebro para su pesca, ha hecho enormes destrozos en la fauna acuática de esa cuenca fluvial.
Pues bien, el Ministerio de Medio Ambiente ha elaborado un borrador del Catálogo de Especies Exóticas Invasoras que, según la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, de 2007, es un paso previo para proceder a la erradicación de dichas especies. El catálogo contempla excepciones muy discutibles, sobre todo en el reino vegetal (el eucalipto, que no aparece en la lista por su interés maderero, es ecológicamente muy dañino), pero no deja de ser un paso importante en la preservación de nuestros ecosistemas autóctonos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

BIODIVERSIDAD: EL MAR DESVELA SUS TESOROS / BIODIVERSITY: THE SEA UNVEALS ITS TREASURES





En el año 2000 comenzaron los trabajos conducentes a elaborar el primer censo de vida marina. Su objetivo, en sus propias palabras era "evaluar y explicar la diversidad, distribución y abundancia" de las formas de vida que pueblan los océanos. 2700 científicos de más de 80 países se pusieron manos a la obra y, diez años después, han publicado los resultados preliminares de su búsqueda. Asombrosos resultados.
Para empezar, se han encontrado unas 6000 especies - principalmente moluscos y crustáceos - nuevas en el conjunto de los mares. De ellas, más de 1200 ya se han descrito y clasificado formalmente. Con estos nuevos hallazgos, el número total de especies marinas conocidas aumenta hasta casi 250.000. El ritmo de hallazgos sugiere que el número de especies por descubrir es posiblemente mucho mayor: algunos expertos lo cifran ya en más de un millón, y eso sin contar las bacterias, cuya diversidad es difícil siquiera de imaginar.
En cuanto a la distribución de estas variadísimas formas de vida, el estudio revela también resultados sorprendentes. Se han encontrado seres vivos poblando los hábitats más inhóspitos imaginables, incluso en lugares donde el calor derretiría el plomo, donde el agua del mar se congela y la luz y el oxígeno escasean, según las palabras de los redactores de los informes finales. En los documento que acompañan al censo, así como en muchos artículos divulgativos acerca del mismo, se está popularizando una frase que describe esta omnipresencia de vida en los más extremos ecosistemas: En los hábitats marinos, lo extremo es normal.
Por lo que se refiere a la abundancia de seres vivos, y comparando con datos de años anteriores, hasta de hace un siglo, los resultados de este estudio son preocupantes. Muchas especies de peces, moluscos y crustáceos han visto reducido significativamente su número de individuos. Además, en algunas especies capturadas para consumo humano, también se ha reducido el tamaño medio de los ejemplares adultos. Parece, pues, claro que la sobrepesca es la principal causa de este declive en muchas formas de vida marinas. Tras ella, la destrucción de hábitats y la contaminación contribuyen también a empeorar el estado de salud de los ecosistemas oceánicos.
Queda todavía mucho por descubrir: en las bases de datos del proyecto no hay ningún registro correspondiente a regiones que abarcan casi el 20% del volumen total de los océanos, y de otras extensísimas áreas escasean los datos. Sin embargo, parece claro que los océanos, que en tiempos pasados se consideraban una fuente casi ilimitada de recursos para la humanidad, no pueden aguantar el ritmo de explotación al que los someten las sociedades industriales. Por tanto, es urgente tomar medidas para reducir el impacto de nuestras actividades sobre los mares. De lo contrario, los tesoros del mar desaparecerán antes de ser siquiera desvelados por la ciencia.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¿A QUIÉN LE IMPORTA LA BIODIVERSIDAD? / WHO CARES ABOUT BIODIVERSITY?





Sí, el título puede sonar algo provocativo, lo reconozco. Pero es la idea que me viene a la mente ciertos días, como cuando recientemente leí esta reseña, o esta otra sobre la, al parecer, fracasada Cumbre Mundial sobre Biodiversidad, celebrada en Nagoya (Japón) durante los últimos días de Octubre. La reunión, convocada por la ONU, terminó sin alcanzar ningún acuerdo concreto sobre medidas de protección, plazos para las mismas, financiación, etc. El principal acuerdo fue volver a reunirse en 2012, en la India, para tratar estos mismos temas.
¿Cuáles pueden ser las causas de este fracaso? ¿El empecinamiento de las delegaciones de algunos estados? ¿La falta de voluntad política de unos o de otros? ¿O quizá la escasez de fondos disponibles en esta coyuntura de crisis económica? Tal vez descubramos algunas pistas si nos fijamos en las circunstancias que rodean esta problemática.
Para empezar, si entendemos por biodiversidad la variedad de especies de seres vivos existentes (en realidad el concepto de biodiversidad es más rico, pero será mejor no complicarnos la vida al principio), nos encontramos con que se han descrito más de un millón y medio de especies vivas en la actualidad. Especialmente rico en formas de vida es el grupo de los Artrópodos, que incluye Insectos, Arácnidos, Crustáceos, etc., con más de un millón de especies conocidas. También es muy variado el mundo de las plantas, que incluye unas 270.000 especies conocidas. Pero, probablemente, la mayor riqueza en formas de vida está aún por descubrir. Se calcula que las minúsculas bacterias y los hongos (criaturas misteriosas donde las haya, dignas de la más fantasiosa película de ciencia-ficción) guardan cientos de miles de especies esperando ser descubiertas, catalogadas y estudiadas. No hay consenso entre los especialistas acerca del número de especies que la ciencia todavía no ha descubierto, pero una estimación relativamente prudente las cifra en al menos diez millones.
Diez millones de tipos diferentes de seres vivos; diez millones de historias evolutivas diferentes, de genes, de moléculas, de soluciones fisiológicas a problemas ambientales, de comportamientos distintos... ¡Qué inmensa riqueza! ¡Qué colosal farmacia! ¡Qué extraordinaria reserva de nuevos alimentos, tejidos, colorantes, etc.! 3500 millones de años de evolución han conformado el mayor almacén de productos químicos y -no lo olvidemos- la más increíble fuente de goce estético que podamos imaginar.
Pues, bien, el ritmo actual al que está desapareciendo este formidable tesoro supera al ritmo al que se descubren nuevas especies. Dicho de otro modo, las sociedades industriales están condenándose a si mismas y a las generaciones futuras a desconocer para siempre la formidable variedad de formas de vida que puebla nuestro planeta. De entre las muchas causas de esta reducción de la biodiversidad, destaca la destrucción acelerada de muchos espacios naturales, que afecta sobre todo a algunos de los más ricos en especies: selvas ecuatoriales, arrecifes de coral, humedales, etc. Esta destrucción viene de muy atrás, pero se aceleró enormemente durante la época de dominación colonial por parte de los estados ricos del Primer Mundo, y continúa en la actualidad por causas parcialmente distintas. Muchos países en vías de desarrollo intentan satisfacer las necesidades básicas de una población siempre creciente y pagar la asfixiante deuda contraída con estados ricos , bancos, corporaciones transnacionales, etc., para lo que intentan explotar al máximo sus recursos naturales. Esto implica aumentar la superficie agrícola a expensas de la forestal, poner en explotación yacimientos minerales a costa de abrir nuevas vías de comunicación y fragmentar los hábitats naturales, sobreexplotar el suelo y la vegetación, provocando una desertificación creciente, etc. Es fácil imaginar cómo todo ello incide negativamente en la conservación de los espacios naturales y, por tanto, en la biodiversidad.
Los beneficios económicos a corto plazo de todas estas actividades fluyen hacia los países ricos (este enlace lo explica muy bien con un ejemplo) y algunas élites de los países en desarrollo. En cambio, los perjuicios recaen pronto sobre las poblaciones autóctonas y, más a medio plazo, sobre el conjunto del planeta. Por este motivo, en las negociaciones internacionales sobre conservación de la biodiversidad, algunos países en desarrollo plantean que los más ricos deben compensarles por las costosas medidas de conservación necesarias (la yasunización de Ecuador es un buen ejemplo), lo que no es bien recibido por algunos de los países más desarrollados. Hoy por hoy, este conflicto de intereses está frenando la adopción de un acuerdo internacional para proteger la riqueza natural del planeta.
Confiemos en que la sensatez se imponga y la próxima cumbre mundial sobre biodiversidad marque un cambio de rumbo hacia una protección efectiva de nuestros tesoros naturales.

sábado, 13 de noviembre de 2010

VISITA AL CENTRO ANDALUZ DE BIOLOGÍA DEL DESARROLLO

El pasado martes, 9 de Noviembre, junto con un grupo de estudiantes de nuestro instituto (IES Ramón del Valle-Inclán, de Sevilla), visitamos el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD, en adelante), que celebraba una jornada de puertas abiertas dentro de la Semana de la Ciencia. La visita resultó verdaderamente interesante.
El CABD es un centro de investigación financiado por el CSIC, la Universidad Pablo de Olavide y la Junta de Andalucía. Se dedica, como puede deducirse de su nombre, a la Biología del Desarrollo, disciplina fascinante donde las haya, por sus fuertes conexiones con el envejecimiento, el cáncer, la evolución, etc.
La visita comenzó con una charla a cargo del director del centro, que nos introdujo en las líneas de investigación en que allí se trabaja. Después, nos dividieron en pequeños grupos y fuimos visitando distintas dependencias, en las que varios investigadores nos mostraron laboratorios, animalarios, el servicio de microscopía, etc., al tiempo que nos hablaban de su trabajo. También visitamos el Laboratorio del Sueño, donde un investigador del Instituto de Neurociencia nos enseñó su curiosísimo trabajo orientado a identificar indicadores del desarrollo futuro de la enfermedad de Alzheimer, de cara a mejorar la detección precoz de este terrible mal.
Todas las personas que nos atendieron se mostraron extremadamente amables y pacientes con nosotros. Por ello, queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento hacia ellas, así como de nuestro deseo de que las actividades que, como ésta, acercan la ciencia de vanguardia a nuestros alumnos, s eincrementen en frecuencia e intensidad.

jueves, 11 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ KING KONG NO PUEDE EXISTIR? / WHY KING KONG CAN'T EXIST?




Ni “la Mosca”, ni arañas del tamaño de búfalos, ni ningún insecto gigante de los que aparecen en las películas de ciencia-ficción. La razón es muy sencilla, y se reduce a una cuestión de relación superficie-volumen. Y está ilustrada y explicada en el número de Septiembre de la revista Investigación y Ciencia.

Según nos lo presentan en las películas, King Kong es un gorila de unos 10 metros de altura, un tamaño aproximadamente 5 veces mayor que el de un gorila macho adulto erguido (hay una excepción: en un film japonés, un King Kong de 50 metros de altura pelea con Godzilla en la bahía de Tokio). Supongamos –y esta suposición es clave – que el animalito mantiene las mismas proporciones que un gorila común. Si , como nos lo muestran las películas, caminaba sobre sus patas traseras (era bípedo, técnicamente hablando, y ésta es una diferencia con los gorilas reales), el peso de su cuerpo se proyectaría a través de ambos fémures (huesos de los muslos) hasta caer sobre los pies. Pues bien, aquí es donde empiezan los problemas.

El peso es la fuerza con que la Tierra atrae a una determinada masa, en este caso, la masa de King Kong. Sabemos desde Newton que a cada fuerza aplicada sobre un cuerpo le corresponde otra de igual módulo (valor absoluto, para entendernos) y dirección, pero de sentido contrario. Esta fuerza puede asimilarse a la resistencia que oponen los fémures al peso que cae sobre ellos. El fémur es aproximadamente un cilindro, y la resistencia que opone es proporcional a su sección, que, a su vez, depende del radio al cuadrado (recordad la fórmula de la superficie de un círculo). Podemos resumir todo esto diciendo que la resistencia de los fémures crece de manera directamente proporcional al cuadrado del radio.

En cambio, con el peso del animalito sucede algo muy distinto. El peso es directamente proporcional a la masa, y ésta, a su vez, al volumen de Kong (esto último podría no ser así si Kong tuviera una densidad diferente a la del gorila común, pero para ello tendría que estar hecho de una sustancia muy diferente a la del gorila, o estar parcialmente hueco, y nada de esto es siquiera imaginable). Pues bien, el volumen de cilindros, conos, esferas, etc. –superficies a las que, con correcciones, se asimilaría el volumen de un animal – es directamente proporcional al cubo del radio. En resumen, el peso de nuestro animal crece proporcionalmente al cubo del radio.

A consecuencia de lo anterior, si el cuerpo de King Kong es 5 veces más grande (radio, es decir, longitud) que el de un gorila, la resistencia de sus fémures al peso total se multiplicará por un factor de 25 –el radio, cinco veces mayor, al cuadrado. En cambio, el peso que deben resistir esos sufridos fémures se multiplicará por un factor de 125. Obviamente, los fémures no aguantarían tan descomunal peso y se vendrían abajo.

Algo muy parecido sucedería con la masa, el diámetro de las tráqueas y el exoesqueleto (caparazón o esqueleto externo) de una mosca o una araña. El hecho de que algunos parámetros crecen en proporción al cuadrado y otros en proporción al cubo del radio es el responsable de que no sea viable una mosca del tamaño de una vaca. No es casualidad que los mayores artrópodos conocidos sean las libélulas del Carbonífero (60 cm de longitud) y algunos escorpiones paleozoicos de un tamaño similar.

Una consecuencia de todo ello es que no podemos esperar cualquier cambio de la selección natural: las leyes de la física y las proporciones matemáticas imponen importantes restricciones.

Pero es una pena que King-Kong no pueda existir, ¿no os parece?

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons