jueves, 11 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ KING KONG NO PUEDE EXISTIR? / WHY KING KONG CAN'T EXIST?




Ni “la Mosca”, ni arañas del tamaño de búfalos, ni ningún insecto gigante de los que aparecen en las películas de ciencia-ficción. La razón es muy sencilla, y se reduce a una cuestión de relación superficie-volumen. Y está ilustrada y explicada en el número de Septiembre de la revista Investigación y Ciencia.

Según nos lo presentan en las películas, King Kong es un gorila de unos 10 metros de altura, un tamaño aproximadamente 5 veces mayor que el de un gorila macho adulto erguido (hay una excepción: en un film japonés, un King Kong de 50 metros de altura pelea con Godzilla en la bahía de Tokio). Supongamos –y esta suposición es clave – que el animalito mantiene las mismas proporciones que un gorila común. Si , como nos lo muestran las películas, caminaba sobre sus patas traseras (era bípedo, técnicamente hablando, y ésta es una diferencia con los gorilas reales), el peso de su cuerpo se proyectaría a través de ambos fémures (huesos de los muslos) hasta caer sobre los pies. Pues bien, aquí es donde empiezan los problemas.

El peso es la fuerza con que la Tierra atrae a una determinada masa, en este caso, la masa de King Kong. Sabemos desde Newton que a cada fuerza aplicada sobre un cuerpo le corresponde otra de igual módulo (valor absoluto, para entendernos) y dirección, pero de sentido contrario. Esta fuerza puede asimilarse a la resistencia que oponen los fémures al peso que cae sobre ellos. El fémur es aproximadamente un cilindro, y la resistencia que opone es proporcional a su sección, que, a su vez, depende del radio al cuadrado (recordad la fórmula de la superficie de un círculo). Podemos resumir todo esto diciendo que la resistencia de los fémures crece de manera directamente proporcional al cuadrado del radio.

En cambio, con el peso del animalito sucede algo muy distinto. El peso es directamente proporcional a la masa, y ésta, a su vez, al volumen de Kong (esto último podría no ser así si Kong tuviera una densidad diferente a la del gorila común, pero para ello tendría que estar hecho de una sustancia muy diferente a la del gorila, o estar parcialmente hueco, y nada de esto es siquiera imaginable). Pues bien, el volumen de cilindros, conos, esferas, etc. –superficies a las que, con correcciones, se asimilaría el volumen de un animal – es directamente proporcional al cubo del radio. En resumen, el peso de nuestro animal crece proporcionalmente al cubo del radio.

A consecuencia de lo anterior, si el cuerpo de King Kong es 5 veces más grande (radio, es decir, longitud) que el de un gorila, la resistencia de sus fémures al peso total se multiplicará por un factor de 25 –el radio, cinco veces mayor, al cuadrado. En cambio, el peso que deben resistir esos sufridos fémures se multiplicará por un factor de 125. Obviamente, los fémures no aguantarían tan descomunal peso y se vendrían abajo.

Algo muy parecido sucedería con la masa, el diámetro de las tráqueas y el exoesqueleto (caparazón o esqueleto externo) de una mosca o una araña. El hecho de que algunos parámetros crecen en proporción al cuadrado y otros en proporción al cubo del radio es el responsable de que no sea viable una mosca del tamaño de una vaca. No es casualidad que los mayores artrópodos conocidos sean las libélulas del Carbonífero (60 cm de longitud) y algunos escorpiones paleozoicos de un tamaño similar.

Una consecuencia de todo ello es que no podemos esperar cualquier cambio de la selección natural: las leyes de la física y las proporciones matemáticas imponen importantes restricciones.

Pero es una pena que King-Kong no pueda existir, ¿no os parece?

No hay comentarios:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons