Parece ser que El Gobierno apostará por elevar en un 30% la incineración de basuras. Recalco: 30%. La cifra no es como se diría vulgarmente, moco de pavo, ya que se quemarían 600.000 toneladas más de residuos; y vuelvo a recalcar, que no es una ni dos: 600.000 toneladas. Y todo esto, son los datos del mismo Gobierno, que ante una decisión de tal calibre en pleno siglo XXI, con tanta conciencia medioambiental suelta, seguro que ha rebajado las cuentas para así no escandalizar tanto, y es que, las previsiones del sindicato Comisiones Obreras, doblan las susodichas cifras.
Para llevar a cabo este proyecto, se deberán construir 10 ó 15 plantas incineradoras, las cuales afectarán a unas determinadas regiones del país. Digo yo, que en esas regiones habrá gente viviendo. Y digo yo que a esa gente no le gustará la idea de tener cerca de casa una planta que quema todo residuo de no sólo una localidad. Si tenemos en cuenta que no es una planta la que se va a construir, sino más bien cerca de 15, nos encontraremos entonces ante un número considerable de personas descontentas, ya que no es una sola región la que se verá afectada no ya sólo por las obras que conllevará la construcción, ni el impacto ambiental que causen las plantas incineradoras, sino porque el aire que se respirará no volverá a ser el mismo ni por asomo.
Mientras tanto, Greenpeace critica de forma soberana la apuesta del Gobierno, y los lugareños afectados se oponen por completo a la idea. Por otro lado, los defensores del plan de incineración hablan de que en Alemania se queman muchos más residuos que aquí y no pasa nada. Incluso desde la consejería de Medio Ambiente se afirma que es necesario llevar el proyecto a cabo, que cumple con la normativa europea. Como los germanos queman mucho más que nosotros, ya podemos incrementar la cifra.
Les cambiaba sus demagógicos discursos completamente manipulados, por una casita en Alcalá de Henares (candidato a poseer una planta de residuos). A ver quién iba a cumplir con la normativa europea, porque una cosa está clara, y es que sobra basura; es mejor construir 10 ó 15 plantas con el dinero de los contribuyentes, que pararse a pensar en una alternativa que reduzca esta descomunal producción de residuos y no afecte tanto a ciudadanos y medio ambiente. Muy bien, a quemar se ha dicho.
Para llevar a cabo este proyecto, se deberán construir 10 ó 15 plantas incineradoras, las cuales afectarán a unas determinadas regiones del país. Digo yo, que en esas regiones habrá gente viviendo. Y digo yo que a esa gente no le gustará la idea de tener cerca de casa una planta que quema todo residuo de no sólo una localidad. Si tenemos en cuenta que no es una planta la que se va a construir, sino más bien cerca de 15, nos encontraremos entonces ante un número considerable de personas descontentas, ya que no es una sola región la que se verá afectada no ya sólo por las obras que conllevará la construcción, ni el impacto ambiental que causen las plantas incineradoras, sino porque el aire que se respirará no volverá a ser el mismo ni por asomo.
Mientras tanto, Greenpeace critica de forma soberana la apuesta del Gobierno, y los lugareños afectados se oponen por completo a la idea. Por otro lado, los defensores del plan de incineración hablan de que en Alemania se queman muchos más residuos que aquí y no pasa nada. Incluso desde la consejería de Medio Ambiente se afirma que es necesario llevar el proyecto a cabo, que cumple con la normativa europea. Como los germanos queman mucho más que nosotros, ya podemos incrementar la cifra.
Les cambiaba sus demagógicos discursos completamente manipulados, por una casita en Alcalá de Henares (candidato a poseer una planta de residuos). A ver quién iba a cumplir con la normativa europea, porque una cosa está clara, y es que sobra basura; es mejor construir 10 ó 15 plantas con el dinero de los contribuyentes, que pararse a pensar en una alternativa que reduzca esta descomunal producción de residuos y no afecte tanto a ciudadanos y medio ambiente. Muy bien, a quemar se ha dicho.
Jesús Pachón.
4 comentarios:
Pues sí que tenemos en el blog opiniones sobre las incineradoras. Todas negativas, por cierto. Aunque, en mi opinión, más que plantear un debate "incineradoras sí - incineradoras no", habría que analizar la política global de gestión de los residuos sólidos, comparándola con la seguida por otros países. El trasfondo de esta gestión, lo que convierte el tema en algo preocupante, es que la producción de residuos de todo tipo no deja de crecer, con consecuencias negativas fáciles de imaginar.
Es un tema bastante complejo... no creo que nadie con dos dedos de frente pueda decantarse por una opinión al completo. Hay que eliminar la basura, pero no creo que el método más idóneo sea cargarse el aire que se respira en quince pueblos de España.
Con respecto a seguir los pasos de otros países sí estoy de acuerdo, no voy a decir que todo lo que hace el gobierno esté mal, pero la incompetencia y la poca iniciativa van de la mano en la mayoría de este tipo de proyectos.
pues yo la verdad no veo nada bueno en esta "solución" y cada vez que leo algo relacionado con el tema me imagino al ministerio diciendo "bueno, y ahora ¿qué hacemos con los residuos? Ah, pues quemarlos" Es una solución a la ligera, y creo que puede tener consecuencias bastante desastrosas en todos los campos, como se dice en la entrada(que me ha gustado mucho, por cierto^^)
No sé, normalmente suelo ver el lado malo y bueno de las cosas, pero en este caso, me cuesta verla NADA bueno...
Irene Villalobos
Claro, Irene, por eso decía yo en un comentario que la clave está en la política global. Porque si se adopta la solución "fácil" de quemar, al tiempo que aumenta progresivamente la producción de residuos potencialmente tóxicos, estamos apañados. Y si no incineramos, al tiempo que sigue aumentando la producción de residuos, pues también estamos apañados, aunque de una manera algo distinta.
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