jueves, 1 de enero de 2009

MEGAMAMÍFEROS





Un tiempo después de que los dinosaurios se extinguieran, al final del Cretácico, mamíferos gigantescos fueron ocupando de manera independiente los nichos ecológicos que dejaron vacantes los dinosaurios. Parece, por tanto, que al menos en buena parte de la historia de los ecosistemas terrestres, estos han estado poblados por animales de gran tamaño, aunque no siempre, ni en todos los ecosistemas, ha sido así. Entonces, ¿cuáles son las ventajas y desventajas de las tallas descomunales?
Una de sus principales virtudes es la invulnerabilidad ante los depredadores, sobre todo en su etapa adulta. Existen, además, otras ventajas: el metabolismo de un herbívoro gigante le permite sobrevivir a base de vegetales de poco contenido alimenticio, más abundantes en el medio. De esta manera se libran de la competencia con otros herbívoros.
Pero si esto es tan útil, ¿por qué no existen más gigantes?
La principal razón es de tipo biomecánico: la fuerza necesaria para aguantar el peso de un cuerpo crece desproporcionadamente al aumentar sus dimensiones, necesitando así una masa muscular mayor a la que admite cualquier esqueleto, aunque la evolución adapta a algunos mejor que a otros, como en el caso de los elefantes y los rinocerontes.
¿Pero por qué los dinosaurios saurópodos fueron entonces mayores que cualquier mamífero terrestre? Para que una especie se perpetúe hace falta un número de individuos por debajo del cual cualquier epidemia o cambio ambiental significaría un riesgo de extinción.
Los estudios del biólogo Gary Burness y sus colaboradores confirman que el tamaño y el consumo energético de un animal están limitados por la masa de tierra que habitan, pero si un animal tiene un metabolismo mas lento que otro de su mismo tamaño, sus necesidades energéticas son menores y su ecosistema puede sostener a una población mayor. Este razonamiento ha llevado a la hipótesis de que los saurópodos tuvieran un metabolismo menor que el resto de los mamíferos y que fueran ectotérmicos (de sangre fría).
Pero estas consideraciones metabólicas no explican su gran tamaño. Para justificarlo, se plantea la posibilidad de que los ecosistemas del Mesozoico fuesen más productivos debido a una alta concentración de CO2 atmosférico. También es lógico que los mayores vertebrados terrestres sean herbívoros ayer y hoy, pues tienen acceso a mayores cantidades de alimento. Generalmente los depredadores ectotérmicos alcanzan tallas mayores debido a sus menores necesidades energéticas.
Las conclusiones del estudio de Burness favorecían la hipótesis de que el continente australiano no podía soportar a estos enormes mamíferos, reforzada por las moderadas dimensiones atribuidas a los mayores representantes australianos de todos los tiempos, pero el paleontólogo australiano Stephen Wroe no está de acuerdo. Veamos por qué.
Tradicionalmente se han calculado las masas de los mamíferos mediante las dimensiones de los dientes y el cráneo. Estas medidas tienen un enorme margen de error y por ello se aplica otro método más fiable como usar las dimensiones de los huesos largos. De esta manera Wroe ha corroborado la incapacidad del continente australiano para mantener mamíferos grandes, que ha pasado a ser un mito.
Estos descubrimientos, sin embargo, indican que las teorías expuestas anteriormente se deben refinar.
De las hipótesis de los investigadores dependerá la correcta protección de los grandes mamíferos actuales. La gestión de elefantes en África, por ejemplo, es un tema polémico con aspectos tan conflictivos como la reciente aprobación de la matanza selectiva de elefantes por parte de las autoridades, una práctica que fue abolida durante más de una década pero cuya necesidad se vuelve a contemplar ante el incremento de las poblaciones de paquidermos y humanos.
Por eso, es preciso un conocimiento completo de la ecología de los gigantes para asegurar su existencia en un futuro próximo.


Irene Durán

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