La ONU advierte que, para el año 2050 nuestros océanos tendrán más plásticos que peces.
Esta preocupante noticia es consecuencia de la gran cantidad de residuos, como bolsas, colillas, botellas, redes de pesca, etc. que se han vertido al mar de forma accidental durante las últimas décadas. En concreto 8 millones de toneladas de basura llegan cada año a los mares y océanos y se desconoce la cantidad exacta de plásticos, pero se estiman que unos 5-50 billones de fragmentos de plásticos se encuentran en el mar, sin incluir los que hay en el fondo marino o en las playas. A islas, como la situada en el territorio de Henderson, en el Pacífico, llegan cada día 3.570 residuos de plásticos a sus costas, acumulando 18 toneladas de desechos en sus 37 kilómetros cuadrados.
Pero realmente los grandes perjudicados son los animales del mundo marino, ballenas muertas con gran cantidad de plásticos en sus estómagos, tortugas y delfines agonizantes después de ingerir este material, cangrejo ermitaño en el interior de un tapón de botella, y así podríamos seguir con incontables ejemplos que afectan a estos animales.
Por último, esos mismos desechos plásticos afectan a nuestra salud, ya que los pescados y moluscos que consumimos en nuestra alimentación contienen grandes cantidades de microplásticos que, al consumir estos animales, pasan a nuestro organismo.
El impacto de los vertidos en los océanos viene originado por el tiempo que necesita el plástico en biodegradarse, ya que dependiendo del tipo y de las condiciones a las que se expone (luz solar, agentes mecánicos, oxígeno) tarda más o menos tiempo. Algunos ejemplos de estos periodos serían: hilo de pesca ± 600 años, botella ± 500 años, cubiertos ± 400 años, vaso 65-75 años, bolsa 55 años, suela de zapato 10-20 años, colilla 1-5 años, globo 6 meses.
Además de la contaminación de aguas y animales con microplásticos, existen otros problemas como los accidentes que sufren los animales marinos y aves del entorno al producirse enredos (tortugas que quedan atrapadas en las viejas redas de los barcos), asfixias (cigüeñas atrapadas en bolsas de plástico), estrangulamientos o desnutrición de los animales al ingerir estos materiales y bloquear el estómago o el intestino (polluelos que tragan algún trozo de plástico y mueren por perforación del intestino o problemas crónicos e irreparables).
El consumo de plásticos arroja cifras alarmantes, siendo los países más industrializados los que más utilizan estos materiales, como puede apreciarse en el gráfico (fig. 1).
En este mapa, podemos observar los residuos de plásticos mal administrados y los remolinos de agua que atrapan enormes masas de desechos en su corriente.
Toda esta cantidad de desechos podría reducirse de forma eficaz, mejorando la gestión de las basuras, reduciendo su cantidad y reciclando.
Es un esfuerzo de todos y frenar esta contaminación es responsabilidad también de todos, desde quienes los fabrican, lo consumen y administran los residuos.
Ya en varios países del mundo se han iniciado medidas para detener este problema global, por ejemplo, en Holanda, Alemania, Croacia, Canadá y varios estados de EE.UU. y Australia, ya tienen en marcha sistemas de retorno de envases que ha demostrado que permite recuperar casi el 100% de los envases. Otros como Francia, Marruecos, Senegal, Ruanda, Mauritania o China, han optado por la prohibición del empleo de determinadas bolsas de plásticos. El uso de las microesferas de plásticos empleadas en productos cosméticos está prohibido por leyes en EE. UU. Australia y otros países como Canadá, Dinamarca, Suecia o Reino Unido están en fase de sacar nuevas normas para impedir su utilización.
También de forma individual se pueden tomar medidas para reducir el consumo de estos residuos, evitando las bolsas de plástico de un solo uso y utilizar en su lugar bolsas de tela, cestas o carros, priorizando la compra de botellas y envases reutilizable y/o retornables, controlando los ingredientes de los cosméticos y evitar los productos con microplásticos: polietileno (PE), polipropileno (PP), PET, PMMA y/o nylon, rechazando envases y utensilios de un solo uso como vasos, cubiertos o pajitas y por supuesto, depositando los residuos plásticos en el contenedor adecuado.
Por otra parte, habría que duplicar los esfuerzos para conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos y sería deseable que se invirtiera en procesos que, no sólo limpien, sino que impidan que los desechos terminen en el mar.
El gran potencial del reciclaje es indudable, de botellas de PET (polietileno tereftalato) recicladas pueden proporcionar fibras para fabricar camisetas, los vasos usados de plástico pueden tener más oportunidades transformándose en cubos de basura, bancos para parques o juegos de parques infantiles. La idea es no fabricar más, sino reutilizar lo ya producido, aunque no sea bien acogido por las fábricas de plásticos que obtienen grandes ingresos anuales (600 mil millones).
Cristina De la Plata Delgado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario