Salvany, todo corazón entre las montañas andinas
José Salvany, el director, Manuel Julián Grajales, el ayudante, el practicante Rafael Lozano Pérez y el enfermero Basilio Bolaños formaban la expedición hacia Cartagena de Indias. Aunque desde el principio estuvo rodeada de mala suerte e inconvenientes. A los pocos días de navegación el barco naufragó en la desembocadura del río Magdalena, y se pudieron salvar gracias a la población indígena ribereña que les auxilió.
Las noticias de epidemia en Santa Fe eran cada vez más preocupantes, por lo que se tuvieron que reponer con urgencia. En Mayo de 1804 llegaron a Cartagena, donde pasaron dos meses vacunando y propagando vacunas por los territorios de allí. Tras esto tomaron rumbo a Bogotá continuando por el río Magdalena, pasando por Mompox, Ocaña y Honda. Cuando llegaron a Santa Fe de Bogotá estuvieron tres meses vacunando llegando a 56.327 personas y estableció las Juntas Centrales de Vacuna cuyo fin era acabar con parte de las enfermedades en los lugares vecinos.
Como las noticias de epidemias limeñas eran dramáticas decidieron reanudar el viaje a Quito, dividiéndose en dos grupos. Durante el camino Salvany pasó por una infección en los ojos y por una grave tuberculosis pulmonar por lo que se vio obligado a descansar un tiempo en Popayán, a continuación siguió hacia Quito, donde sufrió un robo en el cual, además de perder sus pertenencias personales, perdió todos los instrumentos necesarios para la vacunación, hecho que retardó el viaje todavía más. Un mes más tarde llegaron a Cuenca donde tuvieron un recibimiento durante tres días con corridas de toros, bailes de máscaras… 700 personas fueron vacunadas allí. Al abandonar Cuenca se dirigieron hacia la ciudad de Loja donde las vacunaciones llegaron a 1500.
Tras un largo camino llegó a Lima donde estuvieron seis meses propagando la vacuna y donde se le reconoció como doctor en medicina en la Universidad de San Marcos.
Poco después, los expedicionarios tuvieron noticia de la existencia de brotes de viruela en Cuzco y Arequipa, así que se dirigieron nuevamente a propagar la vacuna, pero como consecuencia la salud de Salvany se debilitó mucho, aunque decidió seguir propagando la vacuna. Finalmente murió en Cochabamba el 21 de julio de 1810.
Irene Rincón Martínez
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