viernes, 9 de febrero de 2024

Vemos el pasado con los ojos del presente / We see our past with today's eyes

Me pregunto hasta qué punto vemos el pasado con las gafas ideológicas que llevamos en el presente. Esta reflexión, leída hace mucho al gran Francisco Anguita (uno de los mejores divulgadores científicos que he conocido), me ronda insistentemente la cabeza a raíz de varias noticias recientes, como estas:

§  - La extinción de los mamuts y otros grandes herbívoros del Pleistoceno habría sido provocada por los primeros cazadores-recolectores humanos.

§  - - En estos primeros grupos, el papel de las mujeres hubiera sido muy similar al de los hombres, tanto en la caza como en la administración de recursos.

§  - El origen de los humanos recientes es más poligénico de lo que se pensaba, Además, neandertales, sapiens, denisovanos y tal vez otras especies, coexistieron durante largo tiempo, llegando a hibridar en repetidas ocasiones.

§  - En la evolución de los seres vivos, la cooperación entre células o individuos es más importante que la competencia.

Es fácil encontrar la huella del actual pensamiento ecologista, feminista y antirracista en las anteriores hipótesis. Esto, en principio, no es negativo. Por el contrario, habría que agradecer a estas corrientes de pensamiento el habernos permitido iluminar con nuevas hipótesis cuestiones tan difíciles  (¿por qué se extinguieron los mamuts?, ¿cómo era la vida de los primeros homininos?, etc.). Sin embargo, me parece que deberíamos extremar la precaución con la influencia de factores externos en la génesis, contraste y evaluación de hipótesis científicas. Seguramente, todas las hipótesis anteriores son interesantes y deben ser contrastadas, en la medida de lo posible. Pero esto no significa que no podamos caer en un error similar al que impregnó la obra de muchos científicos de los siglos XIX y XX, que veían en el pasado sociedades jerárquicas, patriarcales y en armonía con su entorno, todo ello en el marco de una evolución regida por la “ley del más fuerte”, reflejo y justificación, a un tiempo, del capitalismo industrial.

En resumen, la falacia naturalista acecha por doquier. Me parece que no va a ser fácil superarla. Sin embargo, la ciencia – hermosa actividad humana consistente en comprender el mundo en el que vivimos – puede cumplir esta y otras difíciles tareas.

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