Yasuní es un territorio de la Amazonía ecuatoriana
considerado uno de los puntos calientes de la biodiversidad mundial, y con esto
no hace falta explicar más su importancia. En esta región, declarada Parque
Nacional por el gobierno de Ecuador y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,
existen importantes reservas de petróleo, sobre las que han puesto sus
ojos -¡cómo no! - algunas de las grandes empresas petroleras
transnacionales. También el estado ecuatoriano, sumido desde hace muchos años
en una crisis al lado de la cual la nuestra parece una broma, vería muy
aliviadas sus finanzas si pudiera extraer petróleo del Yasuní.
Pero el Yasuní ha sido también el escenario
de una iniciativa económica y ambiental hasta ahora única en el mundo. En 2007,
a instancias de algunos grupos ecologistas y de defensa de los pueblos
indígenas, el gobierno ecuatoriano propuso a la comunidad internacional el
siguiente pacto: Ecuador se comprometía a renunciar a la explotación de estas
golosas reservas petrolíferas si recibía de los países más desarrollados, a
través de la ONU, una compensación económica que en aquel momento cifró en 3600
millones de dólares, escalonados a lo largo de 17 años.
Han pasado casi cinco años desde que se hizo
pública esta iniciativa, y por ahora la recaudación obtenida es bastante magra:
sólo 116 millones, según declaró el gobierno ecuatoriano el pasado 30 de
Diciembre. De momento, esta cantidad ha llevado a las autoridades de este país
a prorrogar el llamamiento a la comunidad internacional durante un año más,
pero si ésta no se estira bastante más, es posible que, finalmente, los árboles
del Yasuní sean sustituidos por torres de extracción de petróleo.
Esta iniciativa ha resultado especialmente
polémica. Sus detractores invocan, para criticarla, el mal ejemplo que, según
ellos, daría a otros estados. Una especie de “eco-chantaje”, siempre según
estas personas. Sus partidarios, por el contrario, aplauden la “yasunización”
de las relaciones internacionales, pues, en su opinión, permitiría resolver de
manera solidaria las tensiones que a veces se dan entre el desarrollo económico
de las regiones más atrasadas del mundo y la necesidad de preservar los
equilibrios naturales a nivel planetario.
Si algo caracteriza a este blog es la
abundancia y alto nivel de los comentarios de sus muchos lectores habituales.
Por eso estoy seguro de que esta entrada va a dar pie a un intenso y
enriquecedor debate sobre las ventajas e inconvenientes de la yasunización.
¿Quién empieza?
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