Si hay un país preparado para minimizar los efectos de un potente seismo, ése es Japón. Tecnología, cohesión social, recursos científicos, financieros y humanos, y, sobre todo, muchísima experiencia histórica... Todos, absolutamente todos los factores, confluyen en hacer de la japonesa una sociedad especialmente bien preparada para reducir a su mínima expresión los efectos de un terremoto.
Por todo lo anterior, hay que suponer que este mismo terremoto, de una intensidad de 8.9 en la escala de Richter, habría producido unos daños casi inimaginables de haberse abatido sobre otros países como, por ejemplo, Haití, donde otro de bastante menor peligrosidad (medida de la intensidad del fenómeno) causó la tremenda catástrofe que todos recordamos.
Lo peor del terremoto de Japón parecen haber sido sus efectos derivados: el tsunami y, tal vez, la explosión en una central nuclear, cuyo alcance está aún por conocer. Esta animación de la NOAA norteamericana nos ayuda a hacernos una idea de cómo se genera y transmite el tsunami por todo el océano Pacífico.
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1 comentario:
Ciertamente, tal y como Ud. dice la sociedad japonesa ha demostrado estar mucho mejor preparada para afrontar los efectos de una catástrofe natural de esta envergadura. Le dejó este artículo publicado en El País: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Estoy/refugio/improvisado/Sendai/elpepusoc/20110311elpepusoc_6/Tes
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