domingo, 20 de febrero de 2011

EL DELTA DEL NIGER: DESASTRE AMBIENTAL Y HUMANO - 1 / NIGER DELTA: AN ENVIRONMENTAL AND HUMAN TRAGEDY -1


A veces puede parecer que disponer de riquezas es una maldición. Pero que nadie se llame a engaño: no voy a defender esa cínica y miserable tesis de que “los ricos también lloran”. Simplemente voy a exponer un ejemplo de una región del planeta en la que un día se descubrió que almacenaba uno de los bienes más codiciados en las sociedades contemporáneas: petróleo. Este recurso ha supuesto, para los habitantes del delta y para su entorno natural, una auténtica maldición.

El escenario de esta maldición, Nigeria, es uno de los estados con mayores desigualdades sociales del mundo. Miembro de la OPEP, es el sexto mayor exportador mundial de petróleo, y primero de África, por delante de países petroleros más conspicuos, como Libia. Sin embargo, el 70% de sus 140 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de un dólar por día. Los beneficiarios de las riquezas petrolíferas son el gobierno y las élites sociales nigerianas, pero, sobre todo, un conglomerado de multinacionales encabezado por la Royal Dutch Shell, esa simpática compañía de la concha. En cambio, los grandes perjudicados son la mayor parte de las comunidades locales, que han perdido sus medios tradicionales de vida (pesca, agricultura, etc.) ante los impactos producidos por la extracción desenfrenada de hidrocarburos, con deficientes medidas de seguridad.

El delta del río Niger ocupa unos 70000 kilómetros cuadrados y está poblado en toda su extensión por unos 30 millones de personas, de las que más de 7 millones ocupan la zona centro-meridional, donde mayor es la extracción de hidrocarburos (un 75% del total del petróleo producido por Nigeria, lo que se traduce en aproximadamente la mitad del total de ingresos estatales). Hasta la intensificación de la explotación del petróleo, en los años 60, las principales ocupaciones de los habitantes del delta eran la pesca -de extraordinaria riqueza - la agricultura y la ganadería. El delta del Níger es -¿era?- uno de los puntos calientes de biodiversidad de todo el planeta, con una enorme variedad de peces, invertebrados, aves, etc. en sus manglares, albuferas, marismas y selvas.

Gran parte de esta riqueza ecológica, pesquera y agrícola se ha perdido irremisiblemente, a causa de los vertidos continuos de crudo, las explosiones de gas, etc. Según la Nigerian National Petrol Corporation, el número de "incidentes de vertido" en el delta es de unos 300 al año, sin contar los episodios menores de derrame.Las causas de estos vertidos son la corrosión de tuberías y oleoductos (detrás de la mitad de los vertidos), los sabotajes, a veces para robar petróleo, y las propias operaciones extractivas.La extensísima red de tuberías y oleoductos se construyó entre los años 60 y los 90, y, según reconoce la propia Shell, utilizando unos estándares de seguridad muy bajo. Su renovación no parece ser una prioridad para esta empresa, de modo que las fugas se multiplican y pueden tardar varios días en ser detectadas, y mucho más en repararse.

Como es fácil suponer, la población local no permaneció quieta durante mucho tiempo ante estos desmanes. Lo que sucedió cuando parte de los habitantes del delta comenzaron a protestar, lo veremos en la próxima entrada.

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