Tan solo durante el año 2009, 75 pulmones fueron desechados para transplantes, una cifra considerable si tenemos en cuenta lo vitales que son estas operaciones. De estos 75, casi el 25% podrían haber sido aprovechados mediante una nueva técnica: el transplante “ex vivo”.
Esta nueva tecnología ha sido desarrollada en el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid y los primeros doctores que la han llevado a cabo han sido Andrés Varela y Javier Moradiellos.
Ex vivo se refiere a un procedimiento médico, por el cual se extirpa un órgano (también células o tejidos), al que se somete a tratamiento en el exterior del cuerpo para después devolverlo al organismo vivo. Aplicado al ámbito de los transplantes, la técnica ex vivo necesita de una tecnología que reproduzca las condiciones del cuerpo humano, es decir, con ventilación, una temperatura de 37º C y circulación. Por lo tanto, se comienza con la extracción del órgano del cuerpo del donante. Después, una solución llamada Steen, que simula la sangre, circula por los pulmones gracias al impulso de una bomba extracorpórea que actúa de corazón. Las células del pulmón no dejan de realizar la respiración manteniendo el órgano en buenas condiciones, ya que al mismo tiempo está conectado a un aparato similar al que se emplea cuando se somete a un paciente a anestesia general.
Este nuevo procedimiento tiene varias ventajas: el pulmón se puede mantener en estas condiciones durante un periodo óptimo de cuatro horas, prolongables hasta las 24 horas si es necesario, lo que permite que se pueda comprobar su posible rendimiento en el paciente receptor y asegurarse así de que el pulmón esté en buenas condiciones. Además, la solución Steen permite recuperar y transplantar los pulmones con edema o encharcamiento provocados por la muerte cerebral del donante (una parte del 25% de los pulmones recuperables desechados durante el año pasado entran en esta categoría). En cambio, esta solución no recupera los daños provocados por el tabaco.
En el hospital Puerta del Hierro se han realizado dos intervenciones de este tipo, los dos casos en pacientes que sufrían enfisema pulmonar y ambos evolucionan favorablemente. Con este método se espera reducir el tiempo postoperatorio, ya que en la actualidad, los pacientes a los que se les ha trasplantado un órgano, suelen permanecer en el hospital durante, como mínimo, un mes. La reducción es posible, ya que, como anteriormente hemos dicho, este nuevo proceso permite la observación y el seguimiento del órgano fuera del cuerpo del paciente.
En la actualidad, esta técnica sólo está preparada para el tratamiento de pulmones, aunque, en un futuro, sería posible adaptar esta tecnología para abarcar un género más amplio de órganos como el corazón o el riñón. Si esta técnica pudiera aplicarse a otros órganos, sería muy positivo para el “mercado de transplantes”, ya que permitiría que órganos antes rechazados se recuperasen y pudieran mejorar la calidad de vida o incluso salvar la vida a algunos pacientes.
Diana Vega.
IES Severo Ochoa. San Juan de Aznalfarache (Sevilla).
No hay comentarios:
Publicar un comentario