martes, 29 de diciembre de 2009

VIDA DE CHARLES DARWIN - y 4: EMMA WEDGEWOOD, VIUDA DE DARWIN.


















Estas entradas sobre la vida de Charles Darwin se cierran, al igual que se cerraron las representaciones en la Feria de la Ciencia, con las palabras de Emma Wedgewood, ya viuda de Darwin, cuando preparaba con su hijo la edición de la autobiografía del difunto Charles. Creemos que son bastante esclarecedoras sobre algunas de las circunstancias personales y sociales en las que se desarrolló la obra de este gran científico.

Con esta entrada se cierra el ciclo de las dedicadas a la vida y obra de Charles R. Darwin. Esperamos que, junto con nuestra iniciativa en la Feria de la Ciencia 2009, hayan contribuido modestamente a difundir algo más la importancia de las ideas evolucionistas. Sin ellas, nuestra comprensión de la naturaleza y de nosotros mismos sería mucho más pobre e imperfecta de lo que actualmente es.







He pasado cuarenta y tres años de mi vida junto a Charles, he tenido con él 10 hijos, de los que 7 han llegado a la edad adulta, y nunca me he arrepentido de haber compartido mi vida con él. Charles Darwin es el hombre más bondadoso que jamás haya conocido.
Sólo una nube ha enturbiado en algunos momentos nuestra convivencia. Me refiero a sus creencias. O, más bien, a los peligrosos caminos por los que le llevaron sus investigaciones. Durante todos estos años he visto con temor cómo Charles se iba alejando más y más de las enseñanzas de la Biblia. Hay una frase en su autobiografía que me resulta especialmente dolorosa. Es la siguiente:
Me resulta difícil entender que alguien pueda desear que el cristianismo sea verdad. Si lo fuera, el lenguaje llano de la Biblia parece mostrar que las personas que no creen (y entre ellas se incluirían mi padre, mi hermano y casi todos mis amigos) recibirán un castigo eterno. Y ésta es una doctrina detestable.
Leyendo esto, no puedo evitar el sufrimiento al imaginar que su falta de fe pueda condenarlo eternamente. Comprenderéis que no puedo permitir que esta frase, y otras como ésta, sean publicadas.
Pero no os llaméis a engaño. Nunca tuve ningún reproche que hacer a Charles. Siempre fue amantísimo y bondadoso para conmigo, hasta el punto de ocultarme sus pensamientos más críticos con la religión, para evitarme sufrimientos. Sea cual sea su destino en el más allá, y sea cual sea el mío, sólo puedo recordarle con amor y transmitiros la memoria del gran científico y mejor persona que fue Charles Darwin.








1 comentario:

Rubén Nieto dijo...

Quiero dar las gracias, una vez más, a todo el alumnado y profesorado del IES Severo Ochoa y del IES Ramón del Valle-Inclán que, con su esfuerzo y habilidad, consiguieron hacer realidad este proyecto.
Por mi parte, disfruté un montón, aprendí aún más, y ya casi me he recuperado.

 
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