Los agujeros negros han sido utilizados durante años y años en películas de ciencia ficción ,en las cuales eran una especie de masa mágica que hacía desaparecer cosas. Sin embargo, esto no es más que una mera imagen del cine para atraer a los espectadores, una imagen inventada. Algunos de los científicos excepcionales que han estudiado estos fenómenos (Robert Oppenheimer, Roger Penrose y Stephen Hawking, entre otros) se preguntaron... ¿Qué son realmente los agujeros negros y de dónde provienen?
Actualmente se cree que los agujeros negros son los restos fríos de antiguas estrellas, tan densas que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, es capaz de escapar a su poderosa fuerza gravitatoria. El límite más allá del cual se supone que nada puede regresar se denomina “horizonte de sucesos”.
Mientras unas estrellas se convierten en enanas blancas (estrellas calientes y pequeñas, con baja luminosidad) o estrellas de neutrones (nacida de la explosión de una supernova), los agujeros negros representan la última fase en la evolución de enormes estrellas (al menos de 10 a 15 veces más grandes que nuestro sol), que estallan en cataclismos conocidos como supernovas en la fase final de sus vidas.
Hace poco tiempo se creía que solo existía un tipo de agujero negro. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos y científicos, actualmente son clasificados en al menos cuatro tipos según su masa: agujero negro súper masivo, agujero negro mediano, agujero negro estelar y microagujero negro.
El agujero negro súper masivo está formado por varios millones de masas solares y las teorías dicen también, que el centro de las galaxias podría ser una agujero negro supermasivo, lo que permite que la misma se mantenga unida. El agujero negro mediano es una clase de agujero negro con una masa en el rango de 100 a un millón de masas solares, el cual en su momento fue una estrella supergigante, que ya ha pasado su estado de supernova, expulsando materia y quedando en su núcleo los elementos más pesados para precipitarse sobre sí mismos por la fuerza del campo gravitacional. Luego, el agujero negro estelar, al ser una especulación, se dice que habría sido provocado por la explosión de una estrella menor que una supergigante. Así pues, son de tamaño más reducido aunque tienen masas superiores a la de nuestro propio Sol. Finalmente, los microagujeros negros son de tamaños minúsculos, como un grano de arena de playa, pero con una masa similar a la de nuestro propio Sol. Además, se especula que fueron creados en los inicios del Universo que conocemos, aunque en realidad no se conoce su origen.
Stephen Hawking planteó la posibilidad de que los agujeros negros no tuvieran cortafuegos, es decir, destructivos cinturones de radiación que según algunos investigadores incinerarían todo aquello que los atraviesa, pero cuya existencia ponen en duda otros científicos. Hawking postula que, en lugar de horizonte de sucesos, los agujeros negros poseen un “horizonte aparente”, detrás del cual la materia y la energía quedan atrapadas solo temporalmente, ya que pueden reemerger en forma de radiación. Para él, no podemos reconstruir un objeto que ha caído en un agujero negro del mismo modo que no podemos predecir el tiempo con más de unos días de antelación. Por el desarrollo que hizo de esta teoría, antes de morir, Hawking determinó que los agujeros negros no existen, al menos, no tal como los conocemos.
Aunque Stephen Hawking sea el científico al que se atribuye más mérito en el estudio de este fenómeno, el matemático Pierre Laplace sugirió la idea de un objeto con una concentración de masa tal, que atrapara incluso a la luz. Y, más tarde, fue el físico John Archibald Wheeler, quien además acuñó el término ‘agujero negro’.
Hoy en día los agujeros negros son objeto de diversas teorías, ninguna de las cuales está exenta de objeciones, pero si tuviéramos que guiarnos de la más aceptada por la comunidad científica, esta sería la del físico Stephen Hawking.
Andrea Blanco Ramos.
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