Ante todo, el titular no es idea mía sino de Rexisto, a quien no tengo el gusto de conocer, y que lo introduce en un comentario a una entrada del blog del Paleofreak. A este blog me remito para una explicación más completa y autorizada de lo que podríamos llamar "el pernicioso mito del eslabón perdido".
Esta vez el pretexto ha sido la publicación en Science del hallazgo en Sudáfrica de unos restos de hace aproximadamente 1.9 m.a. que sus descubridores (el grupo encabezado por Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica) han adjudicado a una nueva especie de hominino: Australopithecus sediba.
El hallazgo parece importante para la reconstrucción de nuestro árbol genealógico. Según el estudio preliminar, este hominino presentaba al tiempo caracteres que revelan una postura erguida ya muy lograda,y otros (forma de mandíbula y dientes) que lo aproximan al género Homo, junto con características - el volumen craneal entre ellas - claramente más antiguas, digamos que más australopitecinas. todo ello se interpreta como una prueba más de que el cambio evolutivo en nuestros antepasados siguió lo que en evolución se llama un modelo de "evolución en mosaico".
Pero no es esto lo que quiero resaltar ahora. Quien desée saber más sobre este importante hallazgo puede consultar, además de las webs antes citadas, los blogs Mundo Neandertal (en español) y Laelaps (en inglés). Aquí de lo que se trata es de lo que el Paleofreak denomina el último eslabonazo, o, dicho de otro modo, del último ejemplo de mala divulgación de un descubrimiento paleoantropológico por parte de algunos medios.
He de reconocer, para empezar, que algunos periódicos han dado un tratamiento serio a la noticia, sin hablar en ningún momento de eslabón perdido. pero aún los hay que se descuelgan con titulares como éste: "Hallan los restos de un nuevo homínido que podría tratarse del "eslabón perdido" .
¿Todavía no se han enterado ciertos periodistas de que el concepto de eslabón perdido no tiene ninguna validez científica en la actualidad? En primer lugar, la evolución de un grupo de seres vivos no se puede representar mediante la imagen de una cadena y sus eslabones. Se aproximaría más a la de un árbol, muy, muy ramificado, con ramas que crecen a distintas velocidades y se dividen en nuevas ramas, de modo que el conjunto - el árbol de la vida - se va haciendo progresivamente más ancho/diverso.
En este marco conceptual, Australopithecus sediba sería, si se confirman los estudios preliminares, un fósil importante para aclarar el momento y manera en que se produjo alguna de las ramificaciones del árbol evolutivo de los homininos. Ni siquiera está claro que esté próximo a un punto de ramificación, aunque si ayuda a llenar de contenido un período bastante oscuro de la evolución humana. Pero de eslabón perdido, nada de nada. No puede haber tal eslabón en un proceso tan complejo como es la evolución de nuestros antepasados.
Si queréis leer una crítica sabrosona del concepto de eslabón perdido y otros prejuicios muy extendidos sobre evolución, nuevamente os recomiendo el blog del paleofreak
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