Las diferencias regionales en el comportamiento del hielo antártico que veíamos en la anterior entrada parecen deberse al reforzamiento del SAM (Southern Annular Mode), un anillo de viento, similar en ciertos aspectos a la corriente en chorro del hemisferio Norte, que da vueltas a la Tierra de manera continua entre la Antártida y las latitudes templadas del hemisferio Sur. ´
A consecuencia del calentamiento global, estamos asistiendo a un lento pero progresivo aumento de las diferencias de temperatura entre las latitudes medias del hemisferio Sur y las regiones polares antárticas. Esto lleva a una intensificación del SAM, lo que, a su vez, tiene distintas consecuencias en cada región de la Antártida.
En la Antártida Oriental, cubierta por la EAIS, el SAM reforzado contrarresta más eficazmente los vientos continentales, debilitándolos. Por tanto, estos vientos no pueden revertir la fuerte inversión térmica que produce la presencia de una gruesa capa de hielo. En consecuencia, las bajas temperaturas se mantienen o, incluso, pueden aumentar.
Sin embargo, sobre la Antártida Occidental y la Península Antártica, el SAM intensificado aumenta el calentamiento de ciertas áreas pero no de otras (ej.: el lado occidental de la Península), dependiendo de su interacción con otros importantes factores regionales: orografía local, reducción de ozono estratosférico, cambios en el nivel del mar, etc.
De todo lo anterior pdemos extraer varias conclusioes importantes para el estudio del calentamiento global en nuestro planeta. La primera de ellas es que existen fuertes evidencias de que dicho calentamiento actúa también sobre la Antártida, algo que no estaba claro para los climatólogos hasta hace muy poco tiempo. Si el calentamiento de la Antártida persistiera, daría lugar a una situación preocupante, por su efecto sobre el nivel del mar.
En segundo lugar, el efecto de este calentamiento, mediado por la intensificación de la corriente de viento continua llamada SAM, aún no es bien conocido, pero ya se puede afirmar que es distinto en las distintas regiones que componen el continente antártico. Mientras que en el Este no parece tener efecto sobre la fusión de hielos, en la Península y, sobre todo, en la Antártida Occidental, parece estar ya cusando el desprendimiento de grandes fragmentos de la plataforma de hielo. En cualquier caso, parece claro que una tendencia global hacia el calentamiento planetario es perfectamente compatible con una estabilización térmica o incluso un enfriamiento de algunas regiones determinadas, como la Antártida Oriental. Los factores climáticos regionales y locales juegan un papel muy importante.
Por último, hay que resaltar que nos faltan todavía conocimientos sobre las interacciones entre los distintos factores implicados en el cambio climático antártico. Las previsiones sobre el incremento del nivel del mar a lo largo del siglo XXI podrían verse modificadas según vaya creciendo nuestra comprensión de dichas interacciones.
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