martes, 15 de enero de 2008

CIENCIA Y POESÍA: EN MEMORIA DE ÁNGEL GONZÁLEZ

No creo que recordar la figura del poeta Ángel González, recientemente fallecido, necesite justificación, ni siquiera en un blog dedicado a la ciencia y el medio ambiente. Sin embargo, sí me gustaría que esta triste noticia nos sirviera para reflexionar sobre las conexiones entre dos actividades humanas tan distintas aparentemente como la ciencia y la poesía.
La conexión se llama curiosidad o, si queréis, afán de conocer. La pasión por comprender el mundo en que vivimos nos puede llevar, por distintas sendas, tanto a emocionarnos ante un poema como a admirar con arrobo la precisa y delicada estructura de un gen.
Pero estas ideas han sido sin duda mejor expresadas por Miguel Delibes de Castro (eminente biólogo e hijo del escritor Miguel Delibes) en su columna del diario Público el pasado lunes. Dicha columna adopta su título genérico de un poema en el que Ángel González expresa su deseo de ver el mundo “por las ventanas de otros ojos”. ¿No es una manera bellísima de definir la divulgación científica desde la poesía?
Por cierto, aprovecho la ocasión para hacer notar que Público es, que yo sepa, el único diario de ámbito nacional con secciones diarias de ciencias, medio ambiente, salud e investigación. Una iniciativa muy loable, por necesaria, y que deberían imitar otros medios de comunicación.
Para terminar, os recomiendo vivamente que leáis la columna de Miguel Delibes de Castro, las secciones de Ciencias e Investigación de Público y, naturalmente, los poemas de Ángel González, ese gran explorador de las entrañas de nuestra existencia que acaba de dejarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ángel gonzález, sin duda uno de los mejores poetas del siglo xx (para mi gusto). la verdad es que estas muertes realmente duelen.
os dejo aqui un poema, chicos (en especial para gabi y lauriteta)

se llama Mientras tú existas:

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.


Unbesito!

 
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