martes, 21 de octubre de 2025

SOBRE EL ACOSO ESCOLAR - 1 / ABOUT BULLYING - 1

 

Sobre el acoso escolar – 1.

¡Ay, los temas que saltan a la actualidad! Se habla mucho de ellos, pero muy a la ligera. Allá van algunas consideraciones que, sobre este tema, me vienen a la mente:

  1. Hace tiempo, un supuesto experto en seguridad aérea me explicó que cuando un avión se estrella no era porque hubiera fallado una medida de seguridad, sino porque habían fallado simultáneamente dos o tres, quizá más. De no ser así, todos los días habría terribles catástrofes. Aplíquese esto a casos tan espantosos como el de esta muchacha.

  2. Al tratar de este fenómeno (llamémoslo así), me viene al pensamiento la famosa parábola hindú de los ciegos y el elefante. Algunos acarician su larga y flexible trompa; otros se abrazan a las patas columnares; otro palpa una enorme oreja; otro más se deja rozar por su cola,... Mientras tanto, el elefante comienza a moverse.

  3. La mayoría de los comentarios que he leído sobre esto - y son bastantes – me parecen inexactos, cuando no lamentables. Ni podemos cargar toda la responsabilidad sobre una de las partes implicadas (administración, profesorado, familias, presuntas acosadoras …) ni tampoco achacarla a algo tan etéreo como “la sociedad”. Esto último es correcto, pero dice poco sobre lo que realmente pasa. Hay que precisar más.

  4. Lo anterior no significa que cada parte no tenga su parcela de responsabilidad, pero no saquemos las cosas de madre. Pondré dos ejemplos:

    El profesorado. Como he leído recientemente (lamento no recordar dónde), no se puede tomar a una persona que acaba de graduarse en Química, Estudios Ingleses o Filología Hispánica y meterla en un aula con 30 adolescentes rebosantes de hormonas, inmersos en redes sociales y en la ultracompetitiva sociedad de HOY (abstenerse de replicar “cuando yo estudiaba ...”, por favor). Esta barbaridad sucede todos los días en cientos de centros docentes. Poco nos pasa.

    Las presuntas acosadoras. Parece que están siendo sometidas a un acoso que desprecia tanto la presunción de inocencia como las circunstancias que rodean este tenebroso asunto. Si en nuestras consideraciones van a primar la ley de Lynch y la ley del Talión, mal vamos.

Concluyendo, esta primera aproximación al tema me ha servido para decir algo acerca de lo que NO debería ser un tratamiento sensato del mismo. En otro artículo hablaré un poco de posibles maneras de abordarlo.

lunes, 13 de octubre de 2025

RAZONES PARA ACUDIR A ACTOS MASIVOS

 Hace algo más de un año escribí sobre este mismo tema. Lamento insistir, y espero no repetirme demasiado. Confío en que este post complemente el anterior.

Cuando participamos en una determinada acción ciudadana masiva, conseguir su propósito declarado no siempre es posible. Sin embargo, nuestra participación puede tener otras finalidades: reconocerse en el grupo humano (y cohesionarlo), conocer otras personas afines a uno mismo, amplificar nuestra pequeña voz individual, hacer que el tema llegue a mucha más gente y sea objeto de debate público, ... y, claro está, hacer lo que es justo.


A menudo oímos decir que “no sirven para nada”, “no se nos escucha”, “la población ausente es mucho mayor” y otras objeciones, con frecuencia bienintencionadas. Tal vez sea el momento de recordar que los objetivos de estas expresiones de la voluntad ciudadana (rechazos, reclamos o simplemente deseos colectivos) suelen ser más complejos y variados. Algunos de estos objetivos pueden ser:


1. Mostrar el rechazo hacia algo o alguien: una norma, un responsable público, una estrategia política, una determinada medida, etc. Este parece ser el objetivo más obvio y el que, con cierta probabilidad, no se alcance, al menos de entrada. Es probable que una acción ciudadana no consiga cambiar el curso de los hechos, aunque no siempre es así. Sin embargo, hay que decir que muchos participantes no son tan ingenuos como para pensar que esta sea su única razón.

2. Reconocerse en un grupo de semejantes con los que se comparte un sentimiento, un anhelo o una determinada visión acerca de algún asunto público, que atañe a un buen número de personas. Tener la certeza física de que otras personas piensan y sienten como uno mismo es reconfortante. En este sentido, los actos masivos dan cohesión a los grupos humanos.

Además, estos actos permiten a menudo conocer de primera mano cómo se organizan las personas y grupos participantes, cuáles son sus puntos de vista, y, en definitiva, aproximarse a distintos colectivos, más allá de la visión a menudo distorsionada que nos presentan los grandes medios de comunicación.


3. Amplificar nuestra voz como individuos, darle un lugar en la vida social. En resumen, “crear noticia”. Esto permite que nuestros reclamos lleguen a muchas más personas que posiblemente, en sus hogares y trabajos, piensen y sientan de manera parecida a la nuestra.

Así, el objetivo declarado de la acción social pasa a estar en mitad de la plaza pública, o a estar aún más presente que antes. Esto obliga a muchos individuos, organizaciones, representantes políticos, etc. a pronunciarse, contrarreplicar o, simplemente, cobrar conciencia de la cuestión que estas acciones ponen sobre la mesa. Los movimientos con alto componente reivindicativo (feministas y ecologistas, por ejemplo) saben muy bien de la función “concienciadora” y de amplificación social de sus propuestas. Generalmente, estas son recibidas con escepticismo por gobiernos y parte de la ciudadanía, pero a los pocos años son adoptadas por unos y otra, a veces con tanta amnesia como entusiasmo.


4. Dejo para el final lo que para algunos puede ser lo más importante: la motivación ética. Creo que muchas personas estarán de acuerdo en que debemos hacer lo que es justo, sea lo que sea lo que este adjetivo signifique. El paso del tiempo ayuda a poner esta motivación en perspectiva. Mientras sucede el horrible genocidio de Gaza, se repite mucho en las redes sociales algo parecido a esto: “Cuando tus nietos conozcan la historia de estos hechos, puede que te pregunten qué hiciste tú para contribuir a evitarlos. ¿Qué les dirás?” Creo que no hacen falta comentarios.

Por último, hay dos cuestiones que me preocupan especialmente. En primer lugar, a veces sucede que las acciones sociales alcanzan alguno de sus propósitos declarados, pero no de manera inmediata. Por ejemplo, y volviendo al horror de Gaza, en mitad de la masacre alguien comentó en las redes, de una manera muy cruda, “puede que con nuestras acciones en Europa no podamos evitar los muertos de esta noche, pero tal vez sí los de dentro de cinco meses”. La frase es tremenda, pero ilustra la utilidad a largo plazo de medidas que parecen ser inoperantes en el corto.


Por otra parte, la Biología Evolutiva nos muestra que en la “programación por defecto” de nuestro cerebro se prioriza la atención al futuro inmediato – muy adaptativa para nuestros antepasados – sobre las cuestiones del largo plazo. Espero que no se me malinterprete en términos de determinismo biológico grosero. El mismo cerebro es un órgano tan versátil que con un entrenamiento adecuado (interacción social, educación) puede superar esta programación por defecto. Sin embargo, deberíamos reconocer que aquí encontramos un importante obstáculo para cualquier objetivo social que se pretenda alcanzar a través de la acción colectiva. Es posible que las agencias publicitarias y los medios de comunicación masivos puedan darnos alguna lección al respecto.

Rubén Nieto.


 
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