Es muy común usar, sobre todo entre adolescentes, la expresión “eres un/una bipolar”,
porque se cambia mucho de estado de ánimo. Pero, ¿realmente sabemos lo que se
esconde detrás de esta expresión?
El trastorno bipolar o depresión maníaca es una enfermedad mental, que se basa en sufrir
constantemente periodos de manía y depresión, es decir, periodos en los que la persona
que sufre esta enfermedad está eufórico o tremendamente deprimido. Estos cambios son
drásticos, y normalmente cada periodo puede durar hasta 3 meses si no son tratados. Entre
los periodos maníaco-depresivos, estas personas también tienen estados de ánimo
“normales”, es decir, sin llegar a los extremos.
La edad en la que este trastorno suele comenzar a manifestarse está en la adolescencia o
la adultez temprana, pero también existen casos de niños y adultos mayores con trastorno
bipolar, que dura el resto de sus vidas.
Es muy común identificar mal el trastorno o incluso no relacionar los síntomas con una
enfermedad, además de que estas personas suelen tener otros problemas de salud que
enmascaran el trastorno, como problemas cardíacos, obesidad, enfermedades de la
glándula tiroides o el abuso de sustancias, por lo que el paciente puede sufrir durante años
este trastorno sin que se identifique lo que es.
No hay desencadenantes ni causas claras de esta enfermedad, aunque se barajan varias
posibilidades. Una de ellas es la genética. Según estudios, del 80 al 90% de las personas
que sufren este trastorno tienen parientes con depresión. También se baraja la posibilidad
de que pueda heredarse la tendencia a tener la enfermedad, pero como he dicho, ninguno
de estos estudios es concluyente.
Otra explicación que se baraja es un desequilibrio bioquímico que hace que se produzca la
secreción anormal de hormonas, que podrían causar estos cambios de ánimo tan extremos.
La parte más interesante de este trastorno y de muchas otras enfermedades mentales es el
estigma social que arrastran, causado por el desconocimiento. No existe cura para el
trastorno bipolar, pero hoy en día sí existen medicamentos que ayudan a controlar la
enfermedad, de modo que la vida de una persona que la sufra se haga más fácil. Son
personas que pueden aprender a convivir con su enfermedad, y están totalmente
capacitados para llevar una vida normal.
El problema viene cuando la enfermedad no se
acepta o no se trata, como solía pasar hace 40 años sin ir más lejos, cuando existían los
psiquiátricos y la terapia psicológica era algo aún muy desconocido aquí en España. Esta
terapia es lo más importante para los pacientes y también para la gente que se encuentra a
su alrededor, ya que no es nada sencillo enfrentarte a algo así sin tener ningún tipo de
conocimiento o apoyo para ello.
Recibir ayuda psicológica es uno de los grandes avances
que se han hecho respecto a esta enfermedad, ya que es muy frecuente el complejo de
inferioridad que tienen los pacientes, que sienten el rechazo de la sociedad hacia ellos y el
sentimiento de culpa por sentir que con su comportamiento afectan también a sus seres
más queridos y compañía más inmediata. Por eso es tan importante comenzar a destruir los
prejuicios y estigmas que hoy en día siguen encontrándose por todas partes cuando se
habla de una enfermedad mental, ya que como cualquier otro tipo de afección, puede
tocarle a cualquiera, y no por sufrir una enfermedad se deja de sentir o de ver lo que ocurre
a nuestro alrededor.
Estrella Mérida.