martes, 1 de mayo de 2018

TEIXOBACTINA


 En los últimos 25 años no se habían descubierto otro tipo de medicamentos lo que supondría un grave problema médico ya que todos a la larga presentan una gran resistencia y no mejoran el problema que tratan sino al contrario, lo agravaría. Esta preocupación desapareció cuando a inicios del 2015 una sustancia denominada teixobactina se sometió a una fase inicial de investigación.
 

La teixobactina es una sustancia química con propiedades antibióticas, actualmente denominado por el mundo médico como  el “super antibiótico” ya que es capaz de vencer la resistencia antibiótica, de manera que es capaz de que no resistir  los efectos del antibiótico.

 Esta resistencia antibiótica supone uno de los peores problemas de la salud pública mundial, ya que las bacterias tras una exposición prolongada de antibióticos provocan que el organismo se convierta en  resistente a la acción del medicamento, agravando el problema .

 La teixobactina guarda relación con la vancomicina ( sustancia química que inhibe la síntesis de la pared celular bacteriana) y su mecanismo de acción se resume en unir diferentes polímeros de la pared celular bacteriana, inhibiendo su síntesis, provocando daños en la bacteria que acabaran con destruirla; este mecanismo podría hipotéticamente acabar con las resistencias a los antibióticos que aparecen tras un tratamiento prolongado de estos. Por esta razón se ha convertido en uno de los candidatos a uno de los antibióticos del futuro, además de que con la técnica que se ha descubierto supone un bombazo aún mayor y podría provocar la ”edad dorada” del descubrimiento de nuevos medicamentos.

 Actualmente la teixobactina está siendo patentada e investigada en ratas de laboratorio, cuyos resultados están siendo más que satisfactorios y eficaces para destruir diferentes microorganismos, entre ellos estafilococos resistentes a la meticilina y streptococcus pneumoniae, agentes causantes de la neumonía y otras infecciones en humanos.

Aunque todavía no ha sido testada en humanos se espera que sea igual de eficaz y que salga al mercado en 2020.
Andrea Reina Daza.

 

 

 

SURFACTANTE PULMONAR PARA BEBÉS


En los alvéolos ocurre algo similar a cuando tenemos una bolsa de plástico con agua, y las dos paredes se pegan. Es muy difícil despegarlas y es necesaria cierta fuerza para vencer la tensión superficial. Esta es la función del surfactante pulmonar, que forma una capa separando la pared alveolar del aire, para evitar que las paredes del alvéolo se junten y este se aplaste.
 
Este líquido, compuesto principalmente de lípidos, además de algunas proteínas, se genera en unas células situadas en los pulmones que se forman en la semana 35 del embarazo, cuando el bebé ya se está preparando para respirar el aire exterior. El Síndrome de dificultad respiratoria del neonato se da cuando el bebé nace prematuramente antes de la 35a semana, de forma que sus pulmones no están lo suficientemente maduros como para producir el surfactante.

 
Hasta hace 40 años, se forzaba la entrada del aire mediante ventilación asistida, lo que causaba un gran daño en los vulnerables pulmones de los recién nacidos y tenían un índice de mortalidad del 40%. A mediados del siglo XX, Mary Avery descubrió que era necesario administrar una mezcla compleja de lípidos, pero no se obtienen resultados positivos en la práctica. Sin embargo no fue hasta los años 80 que Tetsuro Fujiwara demostró que aplicando surfactante procedente de otros animales, sí se conseguía la efectividad deseada. Esto es debido a que la mezcla se compone de un 90% de lípidos, pero también de un 10% de proteínas surfactantes, la SP-B y la SP-C, las cuales no aparecían en la mezcla de Mary Avery.

 
Un aspecto curioso de los experimentos realizados fue el siguiente: generalmente, los ensayos clínicos, ya en humanos, de medicamentos y tratamientos, se realizan en condiciones doble-ciegas, ni el médico ni el paciente saben si se está aplicando el tratamiento real o un placebo. Sin embargo, en este caso, los doctores reconocían inmediatamente cuando inyectaban el surfactante, puesto que los bebés comenzaban a respirar y a recobrar el color normal de la piel. Por ello, el experimento se suspendió inmediatamente para comenzar a aplicarles a todos los pacientes el surfactante que necesitaban.

 
Actualmente, se están intentando generar las proteínas surfactantes de forma artificial, para no tener que extraer el líquido de animales, además de que así está limitado. Hasta ahora se ha conseguido insertar el gen que produce la SP-C humana en bacterias, pero la SP-B no han logrado producirla.

Otra opción en investigación es la producción del surfactante humano a partir de células madre, reconvertidas en pulmonares. De esta forma, la producción es muy baja, pero aún se está estudiando.

 
Ana Vargas Baco
 
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