En el periodo anterior a la adolescencia, la exposición
permanente a los hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA) puede provocar en
el núcleo caudado del cerebro cambios
subclínicos, es decir, detectables con los medios normales de exploración pero,
en principio, sin consecuencias patológicas..
Un estudio, llevado a cabo en el marco del proyecto BREATHE, examinó
los niveles de contaminación de 39 escuelas localizadas en Barcelona e incluso
tomó imágenes por resonancia magnética de 242 niños y niñas de entre 8 y 12
años.
El objetivo de este estudio fue investigar las secuelas que la
exposición a los HPA en la escuela puede tener sobre el volumen de los ganglios
basales de los niños, y también como una posible relación con el TDAH. Otras investigaciones
anteriores habían observado firmemente que, en niños y niñas con dicho
trastorno, esta estructura de sus cerebros presentaba un volumen reducido.
"Los resultados indican que la exposición a los HPA, y en
particular al benzopireno, está asociada con una reducción del volumen del núcleo caudado, uno de los componentes
de los ganglios basales", comentó Marion Mortamais, que es la principal
autora de este estudio y la investigadora de ISGlobal.
Concretamente,
se avisó que una elevación aproximada de 70 pg / m3 en la concentración
interior y exterior de benzopireno estaba vinculada con una disminución de casi
el 2% del volumen del núcleo caudado. Pero, sin embargo, se trata de una
reducción de carácter subclínico, dado que no pareció estar vinculada de manera
relevante con los síntomas del TDAH.
"Estos resultados se suman a la abundante evidencia
científica que subraya la necesidad urgente de reducir la contaminación
atmosférica, en particular la procedente del tráfico, y sugieren la
conveniencia de reevaluar los máximos anuales que establece la
normativa europea", afirmó Jordi Sunyer, catedrático de la Universidad de
Pompeu Fabra y el jefe del programa de Salud Infantil de ISGlobal.
Aida García Osuna
Elena Franco Castizo.
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