Iniciamos nuevamente la serie de artículos escritos por el alumnado de la asignatura "Cultura Científica" de 1º de Bachillerato, del IES Ramón del Valle-Inclán.
Tenemos un amplio conocimiento sobre el ser humano y su descendencia. Quizá, el mayor avance dado en la historia, que fue dado por un agustino: Gregor Mendel, quien experimentó para observar los cambios que realizaba una semilla de guisante al cruzarse la planta con otras. Estos cambios afectaron a su floración y a la textura de las mismas como consecuencia de un cambio en la cadena de ADN.
Sin embargo, existe una genética que modifica a la descendencia sin realizar cambios en la cadena de ADN, apodándose la misma como epigenética, definiéndose como: «un conjunto de cambios químicos que hacen prevalecer unos genes sobre otros y viceversa». Estos genes son heredables y están sujetos a cambios en el biotopo, es decir, desde factores bióticos como los que representan los otros seres vivos dentro de una misma comunidad hasta factores abióticos, que vienen representados por el clima, temperatura, agua, humedad… .
La epigenética no modifica al individuo, sino también a los descendientes. Desde esta base, se aprecia la aparición de enfermedades neurológicas, cardiovasculares, reproductivas e incluso varios tipos de cáncer, como consecuencia de los mecanismos epigenéticos.
Por ejemplo, se ha comprobado que el sufrimiento de los padres es hereditario hacia los hijos. El experimento consistía en producir electrocuciones al mismo tiempo que se emanaba un olor específico. Como consecuencia, los hijos y nietos mostraron señales de ansiedad ante ese aroma.
En humanos , se ha percibido que los hijos concebidos durante la gran hambruna que sacudió Holanda en 1944, sufrieron enfermedades cardiovasculares y obesidad. Otras investigaciones apuntaron que los hijos supervivientes del Holocausto mostraban una transformación en una región del ADN asociada con el estrés. Asimismo, que las agresiones racistas provocan cambios en los hijos de las víctimas, en genes que incluyen en la esquizofrenia, el asma y el desorden bipolar.
Sin embargo, no solo los refuerzos negativos se transmiten en epigenética, también los «positivos», como los relacionados con el deporte . Teniendo dos grupos la misma comida, un grupo corrió hasta 6 km en una rueda, permaneciendo el resto sin movimiento. Los resultados son reveladores: las crías heredaron el metabolismo de sus padres, permaneciendo este metabolismo por un año con independencia de la actividad de las crías.
David Arjona.
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