En los alvéolos ocurre
algo similar a cuando tenemos una bolsa de plástico con agua, y las dos paredes
se pegan. Es muy difícil despegarlas y es necesaria cierta fuerza para vencer
la tensión superficial. Esta es la función del surfactante pulmonar, que forma
una capa separando la pared alveolar del aire, para evitar que las paredes del
alvéolo se junten y este se aplaste.
Este líquido,
compuesto principalmente de lípidos, además de algunas proteínas, se genera en
unas células situadas en los pulmones que se forman en la semana 35 del
embarazo, cuando el bebé ya se está preparando para respirar el aire exterior.
El Síndrome de dificultad respiratoria del neonato se da cuando el bebé nace
prematuramente antes de la 35a semana, de forma que sus pulmones no están lo
suficientemente maduros como para producir el surfactante.
Hasta hace 40 años, se
forzaba la entrada del aire mediante ventilación asistida, lo que causaba un
gran daño en los vulnerables pulmones de los recién nacidos y tenían un índice
de mortalidad del 40%. A mediados del siglo XX, Mary Avery descubrió que era
necesario administrar una mezcla compleja de lípidos, pero no se obtienen
resultados positivos en la práctica. Sin embargo no fue hasta los años 80 que
Tetsuro Fujiwara demostró que aplicando surfactante procedente de otros
animales, sí se conseguía la efectividad deseada. Esto es debido a que la
mezcla se compone de un 90% de lípidos, pero también de un 10% de proteínas
surfactantes, la SP-B y la SP-C, las cuales no aparecían en la mezcla de Mary
Avery.
Un aspecto curioso de
los experimentos realizados fue el siguiente: generalmente, los ensayos
clínicos, ya en humanos, de medicamentos y tratamientos, se realizan en
condiciones doble-ciegas, ni el médico ni el paciente saben si se está aplicando
el tratamiento real o un placebo. Sin embargo, en este caso, los doctores
reconocían inmediatamente cuando inyectaban el surfactante, puesto que los
bebés comenzaban a respirar y a recobrar el color normal de la piel. Por ello,
el experimento se suspendió inmediatamente para comenzar a aplicarles a todos
los pacientes el surfactante que necesitaban.
Actualmente, se están
intentando generar las proteínas surfactantes de forma artificial, para no
tener que extraer el líquido de animales, además de que así está limitado.
Hasta ahora se ha conseguido insertar el gen que produce la SP-C humana en
bacterias, pero la SP-B no han logrado producirla.
Otra opción en
investigación es la producción del surfactante humano a partir de células
madre, reconvertidas en pulmonares. De esta forma, la producción es muy baja,
pero aún se está estudiando.
Ana Vargas Baco
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