sábado, 6 de julio de 2024

EL ALCOHOL EN NUESTRO CUERPO - 3 / ETHANOL INSIDE OUR BODY - 3

 




Este es el tercero y último de una serie de tres artículos que tratan de presentar, en términos sencillos y divulgativos, algunos de los efectos del alcohol etílico en nuestro cuerpo. En principio, su público "blanco" debería estar formado por estudiantes de 4ºESO,1º y 2ºBachillerato, junto con su profesorado. No obstante, pienso que puede ser de interés para muchas otras personas. Creo que puede ser considerado como un texto divulgativo de nivel medio-bajo. Cualquier comentario, crítica, observación, matización, etc. será bienvenido.

This is the third of a three-articles series aimed to show some effects of ethanol in our body. Its target public should be made up of 15–17-year-old students and their teachers. Furthermore, it could be also interesting for much more people. Any comment, criticism or opinion will be welcome.


En el artículo anterior vimos algunos acontecimientos provocados en nuestro organismo cuando ingerimos una importante cantidad de etanol o alcohol etílico, presente en muchas bebidas: caída de la glucemia, desabastecimiento de glucosa en varios órganos, pérdida de la capacidad de regulación e la temperatura corporal al tiempo que nuestro cuerpo se enfría, etc.

Cuando esta situación se hace muy intensa o prolongada, las neuronas del hipotálamo y otras regiones encefálicas comienzan a morir. Más y más redes neuronales se “apagan” progresivamente. La corteza cerebral se desconecta parcialmente, la motora y el cerebelo también (nuestros movimientos se descoordinan) y, como el hipotálamo controla muchas conductas automáticas del cuerpo (apetito, sed, sensaciones de frío o calor, etc.) estas se ven afectadas. Podemos alcanzar el temido coma etílico.

Si el hígado es relativamente pequeño - cosa que ocurre en niños y adolescentes - o está ya afectado y medio inutilizado por un alcoholismo crónico, las consecuencias pueden ser especialmente graves, llegando incluso a la muerte.

Pero prosigamos con los daños inducidos por el etanol, que no son solamente cerebrales.

Para metabolizar el etanol, las células que forman nuestro hígado emplean una molécula conocida como NAD+. Esta, como consecuencia de su acción sobre el etanol, se transforma en NADH (en términos químicos, diríamos que se “reduce”), que, a su vez, permite obtener una importante cantidad de energía. Parecería que el resultado es positivo para nuestro cuerpo, pero no es así. Se puede obtener esa y más energía de maneras mucho más inofensivas. En cambio, los efectos colaterales del proceso descrito son muy nocivos para el organismo. Veamos algunos de ellos.

  1. Para que el NADH formado al metabolizar el alcohol produzca energía, es necesario que nuestras células hepáticas empleen grandes cantidades de oxígeno. Al usar éste, es inevitable que se formen las llamadas “especies reactivas de oxígeno” (ROS, por sus siglas en inglés), que son muy tóxicas, aceleran el envejecimiento celular y pueden generar tumores hepáticos.. Es muy conocido el hecho de que el alcoholismo crónico aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado: aquí tenéis una de las causas.

  2. La transformación del etanol en ácido acético se hace a través de varios productos intermedios que son también el punto de partida para la síntesis de lípidos o grasas en nuestro hígado. Esta es la razón de que el alcoholismo favorezca la acumulación de grasas, con todos los problemas cardiocirculatorios que esto implica.

  3. Cuando la cantidad de alcohol etílico a metabolizar es elevada, el NADH formado alcanza tal concentración que satura los sistemas celulares que, a partir de él, producen energía. Esto, a través de varios pasos intermedios, lleva a que el alcohol se mantenga más tiempo circulando en la sangre (su efecto se prolonga) y a la formación de un importante volumen de agua que, al ser expulsada por la orina, arrastra sodio y produce cierta deshidratación, típica de la sensación de resaca.


He tratado de presentar algunas consecuencias nocivas de la ingesta de alcohol etílico, presente en tantas bebidas. Cuando esta ingesta es muy intensa o, sobre todo, se repite con regularidad, sus efectos se van acumulando y se hacen más destructivos. De ahí que el alcoholismo esté, desde hace tiempo, conceptualizado como una intoxicación que puede llegar a ser muy severa. Por supuesto, en estas líneas quedan muchas cuestiones importantes sin tratar. Me parece, sin embargo, que en ellas hay suficiente información como para que seamos conscientes de la gravedad del alcoholismo y, en consecuencia, nos mantengamos alejados de posibles intoxicaciones etílicas.

Rubén Nieto

 
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